EL TERAPEUTA CANINO BOLET
Bolet es el terapeuta canino que asiste día a día a Sofía y Sara, dos hermanas con una movilidad muy reducida a causa de una enfermedad minoritaria, la Atrofia Muscular Espinal (AME). Esta es la historia de cómo se conocieron.
Temas: Adiestramiento ,Perros para un mundo mejor - Autor: DOGKING
Un terapeuta canino para Sofía y Sara
Sofía y Sara sufren una rara enfermedad llamada Atrofia Muscular Espinal (AME) que destruye progresivamente las neuronas motoras que controlan la actividad muscular voluntaria. Los músculos gradualmente se debilitan atrofiándose y los movimientos se vuelven lentos y laboriosos. Esto les provoca una gran dependencia para hacer cualquier cosa, y al ser una enfermedad minoritaria no existen apenas recursos dedicados a su investigación y el único tratamiento paliativo parece ser la fisioterapia, que no cura pero evita una degeneración más acelerada.
Es por esta enfermedad que ambas necesitan usar silla de ruedas y realizar continuas sesiones de fisioterapia. Por eso, cuando la familia se enteró del proyecto solidario que habían organizado Fundación La Caixa, DOGKING y FEDER decidieron enviar su solicitud para tener uno de los 4 terapeutas caninos que se ofrecían de forma totalmente gratuita. ¡Y hubo suerte! La familia de Sofía y Sara fueron una de las elegidas para tener un terapeuta canino.
¿Por qué Sofía y Sara necesitaban un terapeuta canino?
Cuando la familia de Sofía y Sara se presentó a la convocatoria del proyecto solidario lo hizo con la ilusión de tener ese perro que nunca habían tenido. Ellos ya contaban con un perro el la familia. Se trataba de Jessie, una Westy que compraron pensando en las niñas para que sirviera como perro de terapia, sin embargo no tenían los conocimientos para educarla en esa tarea y la perrita se volvió bastante traviesa y alocada, y las niñas no podían jugar con ella porque, al tener muy poca capacidad para mantener el equilibrio, a menudo las tiraba al suelo cuando pasaba corriendo o saltaba sobre ellas.
Lo que querían conseguir con el terapeuta canino es que pudiera estimular a las pequeñas a realizar ciertos ejercicios en su aprendizaje y sus terapias. También pensaban que podía ser un elemento de atracción para otros niños, de manera que pudiera favorecer la interacción con otras personas. Por otra parte, un perro de terapia podría aportarles más autonomía en un futuro pudiendo recoger aquello que se cayese al suelo, o permitiéndoles acompañar a las niñas sin necesidad de que un adulto las supervisase de cerca. Esto mejoraría su autoestima, ya que ellas tendrían control sobre el perro y por primera vez alguien dependería de ellas y no al revés.
EL PROCESO DE TENER UN TERAPEUTA CANINO
Tener un terapeuta canino es un proceso largo. Para que todo funcione, el perro debe estar bien formado pero la formación que debe recibir la familia es aún más importante. Un terapeuta canino es un perro que vive con la familia, por eso las personas con las que vivirá en el hogar deben saber cómo tratar a este perro tan especial para que su obediencia y capacidad para asistirlos perdure en el tiempo.LA ENTREVISTA
El primer día, la familia se entrevista con el educador canino, Antonio Dávalos, para que él conozca bien la problemática para que pueda elegir el perro idóneo para ellos. En esta entrevista, se le enseño a varios posibles candidatos para ser su terapeuta canino para medir las sensaciones que había entre los perros y las niñas. Todos quedaron un poco sorprendidos al ver que sería un perro del tamaño de un Labrador o un Golden Retriever y les creaba un poco de inseguridad tratar con perros tan imponentes para ellas, aunque comprendieron que para unas niñas que iban en silla de ruedas necesitaban un perro que pudiera alcanzarlas si tener que saltar sobre ellas, lo cual podía ser incluso peligroso por su enfermedad.
SESIONES DE FORMACIÓN A LA FAMILIA
Se cito a la familia para posteriores sesiones de teoría y práctica para aprender a manejar a un terapeuta canino, saber comunicarse con él y poder corregirlo para así mantener la buena conducta una vez estuviera en casa. A estas sesiones se convocaba a toda la familia ya que servían también para ir seleccionando el que sería su terapeuta canino y para ello se necesitaba experimentar diferentes perros con las niñas. Antonio Dávalos también pidió que trajesen a su perro westy para aprovechar estas sesiones para enseñarle también obediencia ya que para poder mantener el carácter equilibrado del terapeuta canino necesitaba que el otro perro también supiera comportarse.
LA ELECCIÓN DEL TERAPEUTA CANINO
Durante todas las sesiones de formación, Antonio Dávalo pudo observar como era la relación de cada perro con las niñas y qué perro tenía mejores aptitudes para poder satisfacer sus necesidades. Finalmente decidió que su terapeuta canino sería Bolet, un labrador de color chocolate. Fue seleccionado como el perro idóneo para Sofía y Sara al demostrar una gran predisposición a complacerlas y obedecerlas a pesar de que ellas no tuviesen gran capacidad gestual para comunicarse con el perro. En este caso, la gran sensibilidad que Bolet tenía era especialmente útil para que pudiese traducir los sutiles gestos de las niñas. Igualmente, su tranquilidad y dulzura de movimientos le hacía un gran candidato para poder interactuar con las niñas sin que ellas perdiesen el equilibrio o fueran pisadas por él. Además, su tolerancia a la manipulación era un requisito importante para poder formar parte de las terapias y actividades de Sofía y Sara, ya que los profesionales que las dirigiesen podían trabajar con Bolet posicionándolo y tocándolo con total consentimiento del perro.
ACOPLE AL USUARIO
Para conseguir conseguir el vínculo con Sofía y Sara, se comenzó a crear una asociación positiva hacia ellas a través de los premios para que el perro quisiera estar con ellas. Se vio que Bolet tenía especial aprecio a las salchichas, de modo que se reservó su uso a los momentos que pasaba con las niñas. Una vez conseguido el vínculo, se comenzó a enseñar a Bolet los trabajos específicos que debería hacer con Sofía y Sara. Lo más importante era enseñarle a identificar las órdenes en los sutiles gestos que ambas podían realizar. Igualmente, se tuvo que trabajar la adaptación de los paseos al ritmo de la silla de ruedas. El perro tuvo que aprender a seguir el lado izquierdo de la silla de ruedas y a acompasar sus pasos con las diferentes velocidades que las niñas podían aplicar a la silla. Igualmente, de cara a los momentos de juego, tuvo que aprender a respetar el espacio de las niñas ya que si se acercaba mucho podía hacerlas caer, aunque esto fue algo que no le costo mucho ya que en le salía de forma natural.
ADAPTACIÓN A SUS RUTINAS
Bolet también aprendió a acompañar a las niñas en sus idas y venidas del colegio. Que el perro fuera al colegio ayudaba a aumentar el autoestima de Sofía y Sara ya que todos los niños del colegio se asombraban al ver a su perro, lo bueno y obediente que era, lo que conseguía que muchos se le acercasen a saludar y les ayudaba a mejorar su interacción con otros compañeros. Por otra parte, se trabajó con el fisioterapeuta para enseñarle cómo debía manejar al perro para poder introducirlo en su terapia, por lo que Bolet debía dejarse ser manipulado por él y aguantar en la posición que se le exigiese hasta que le levantasen la orden. Para las niñas, que Bolet estuviese en su terapia era una gran fuente de motivación.
Los resultados de tener un terapeuta canino en casa
Desde que Bolet está en la vida de Sofía y Sara, ambas han mejorado enormemente en seguridad en sí mismas. Ellas son muy dependientes por su discapacidad, y gracias ha Bolet se han dado cuenta que pueden realizar cosas por si mismas. Ellas son las encargadas de premiar al perro cuando algo lo hace bien o de pasearlo, algo que repercute en la felicidad de Bolet. Esto es una novedad para ellas que de pronto se dan cuenta que tienen capacidad de influencia y que alguien puede depender de ellas, al igual que a ellas les pasa con sus padres. Además, ellas también han aprendido a comunicarse con el perro y a conseguir que les obedezca, algo en completa contraposición a la tendencia que tenían de delegar en otros cualquier cosa que supusiese un esfuerzo porque daban por hecho que no podrían hacerlo. El entrenamiento con Bolet les ha supuesto mucho esfuerzo, pero se han dado cuenta que merece la pena.Además, la llegada de Bolet también ha significado una terapia para toda la familia. Que Antonio Dávalos, el educador canino, también haya adiestrado a su perro westy ha sido todo un alivio ya que antes era bastante travieso y daba mucho trabajo. Esto ha mejorado enormemente la dinámica familiar, y unido a que la madre está más contenta y junto a las niñas está siempre pensando nuevas actividades para hacer con Bolet, el padre nota la casa mucho más feliz.Los profesionales que trabajan con Sofía y Sara también han notado grandes cambios desde que Bolet está con ellas. Las profesoras han visto una gran progresión a la hora de interactuar con otros compañeros, se muestran más participativas en clase y están mucho más contentas. También, a nivel físico han podido ver una mejor que han asociado con el aumento de seguridad y el ejercicio que realizan con Bolet. Sus movimientos ahora son más elaborados y su radio de movimiento es mayor, se incorporan mejor a la silla de ruedas y el contacto con sus compañeros lo hacen ahora con más autonomía y con más ganas. Por su parte, el fisioterapeuta ha encontrado en Bolet un gran aliado para poder desarrollar su terapia, ya que el la dificultad con los niños es encontrar la motivación para que trabajen y Bolet resulta un gran incentivo ya que da pie a muchos ejercicios diferentes a la vez que ella se dan cuenta de que hacen que el perro disfrute con sus premios y sus caricias.Comparte este artículo
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Comentarios
Gemma
Me ha encantado leer este articulo, es muy interesante el trabajo terapeutico que se hace con el perro y la família.
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