¿NOS ENTIENDE NUESTRO PERRO CUANDO LE HABLAMOS?

La evolución de los perros para entender nuestra comunicación

Una de la razones por las que el perro es capaz de entendernos tan bien la encontramos en su propia evolución como especie que se desarrolló junto al humano. Como la mayoría ya sabe, el perro desciende del lobo, aunque existen muchas teorías respecto a cómo surgió esta evolución hacia la domesticación convirtiéndose actualmente en una especie diferente como es el perro, concebida para auxiliar y acompañar al humano en el día a día.

De forma resumida, la más aceptada es la teoría de que los lobos fueron acercándose a los asentamientos humanos hace unos 12 mil años para beneficiarse de las sobras de comida de estas poblaciones primitivas.

Este acercamiento vino dado por lobos cuyo temperamento era mínimamente más sociable que el de los que prefirieron seguir en el bosque, y como los “sociables” se mantuvieron en los alrededores de los campamentos, fueron procreando entre ellos (y no con los del bosque) acentuando en cada nueva generación este carácter sociable. Fue así como poco a poco fueron surgiendo cada vez más diferencias entre los lobos del bosque y los de las poblaciones humanas, siendo cada vez más divergentes tanto en el físico como su conducta.

Los lobos que se atrevieron a acercarse a los asentamientos humanos y mostraban conductas poco sociables y agresivas eran inmediatamente desterrados por los humanos ya que presentaban un peligro para el campamento. Pero a aquellos que desarrollaron habilidades sociales con las personas se les permitió el acceso a espacios donde podían encontrar mejores sobras o cobijo. Al tener mejor calidad de vida, los cánidos más sociables eran los que más descendencia tenían y sus genes sociables se perpetuaron y acentuaron creando al perro actual que es perfectamente capaz de convivir en armonía con el humano.

Esto explicaría en parte por qué los perros son tan buenos leyendo nuestras expresiones y anticipándose a nuestras acciones ya que son habilidades que le permitían conseguir esas ventajas de las que ya hemos hablado. Digamos que entendernos y comportarse según lo que el humano esperaba de el perro le garantizaba la supervivencia.

La observación del perro a la persona para entendernos

Los perros son sociables y tienen gran capacidad para entendernos por naturaleza y tras siglos de convivencia entre humanos. Gran parte de su capacidad para comprendernos viene de observar cada día qué hacemos. Y es que nuestra mascota ha delegado prácticamente toda su capacidad de decisión en nosotros, por lo que en general vive en un estado de incertidumbre “a merced” de lo que sus propietarios tengamos preparado ese día para él. Si es capaz de entendernos podrá saber qué le espera.

Por mucho que le hablemos, nuestro perro no va a entender qué decimos, por lo que continuamente esta interpretándonos para poder adivinar qué viene después. Observarnos es su manera de poder aprender qué quieren decir nuestros gestos, nuestro tono o ciertas palabras que utilizamos y por su experiencia observacional, analizando estos factores y las consecuencias que repetidamente conllevan cuando se dan, el perro es capaz de entender qué nos pasa por la cabeza.

Es decir, los perros nos estudian y aprenden a interpretarnos para poder prever qué decisiones tomaremos que pueden afectarles. El ejemplo típico es el del perro que parece saber que nos vamos de viaje cuando aún no hemos empezado a hacer la maleta. Es probable que ese perro sea capaz de detectar ciertos gestos, la energía que transmitimos o algunas palabras que se han repetido en otras ocasiones antes de emprender viaje y lo haya interpretado correctamente. Lo mismo ocurre con aquellos perros que le encanta subir al coche pero el día que toca ir al veterinario rehuyen. Es posible que coger la cartilla o haberlo acicalado antes le haya dado pistas de qué es lo que viene después.

La confianza del perro en las personas para entendernos

Otro factor que hace que nuestros perros sepan leernos a la perfección y entendernos es el vínculo que existe entre la mascota y su dueño. Cuando existe ese grado de profunda confianza con nuestro perro es cuando hemos pasado muchos momentos con él, cuando hemos corrido con él, cuando le hemos tirado tantas veces la pelota que nos duele el brazo, cuando le hemos abrazado y nos ha calmado en situaciones de estrés o malestar, cuando le hemos contado nuestras historias aún sabiendo (o creyendo) que él no nos entendería.

Cuando nos hemos abierto a nuestro perro y hemos sido completamente espontáneos con él, mostramos nuestros gestos más sinceros y fáciles de identificar. Él los conoce porque estaba a nuestro lado cuando nos sentíamos de una u otra manera y sabe reconocer esa energía cuando se repite e interpretarla para entendernos.

Al igual que los perros de forma natural confían en nosotros, estudios demuestran que si no somos sinceros con nuestro perro y le engañamos continuamente, éste puede perder la confianza y dejar de creer en nosotros. Esto se traduciría a nivel conductual en un perro que nos ignora y no está pendiente de nosotros. Es decir, la falta de confianza hace que deje de intentar entendernos pues este ejercicio no le garantiza el acierto en sus conclusiones.

Nuestro perro siempre está predispuesto a entendernos, pero que lo consiga al final depende, sobre todo, de una relación fuerte y comprometida entre dueño y mascota.

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